El tipo de robo de identidad más frecuente en personas menores de 20 años suele ser el robo de identidad juvenil, que a menudo implica el uso de la información personal de un menor, como su número de seguro social o datos de identificación, para abrir cuentas bancarias, solicitar tarjetas de crédito o realizar otras actividades fraudulentas. Este tipo de robo puede ocurrir porque los jóvenes, en general, tienen menos experiencia y conocimiento sobre cómo proteger su información personal.
Además, los jóvenes también pueden ser víctimas de fraudes en línea, como el phishing y el uso no autorizado de cuentas en redes sociales, donde los delincuentes pueden robar información personal y usarla para suplantar la identidad de la víctima.
La falta de historial crediticio en la mayoría de los jóvenes también puede hacer que el robo de identidad pase desapercibido por más tiempo, lo que puede generar problemas a largo plazo cuando intenten establecer su crédito en el futuro. Es crucial que tanto los jóvenes como sus padres sean conscientes de las medidas de seguridad para proteger la información personal.