En un bosque donde predominan árboles de color claro, es probable que la polilla más común sea aquella que tenga un color claro o un patrón de camuflaje que le permita mezclarse con su entorno. Esto se debe a la selección natural, donde los insectos que son menos visibles para los depredadores tienden a sobrevivir y reproducirse más exitosamente.
Un ejemplo clásico de este fenómeno es la "polilla de los bosques" (Biston betularia), que en su versión clara es más común en áreas con corteza clara. En general, las polillas de colores claros o con patrones que imitan su entorno claro tendrían una ventaja en un bosque así, ya que estarían mejor camufladas y serían menos propensas a ser capturadas por los depredadores.