Personalmente, me inclinaría más hacia invertir en un fondo de bonos que en un bono individual. Hay varias razones que respaldan esta decisión.
Primero, la diversificación es clave para reducir el riesgo. Al invertir en un fondo de bonos, tengo acceso a una variedad de bonos emitidos por diferentes entidades, lo que significa que si uno de ellos falla, no afectará de manera tan drástica mi inversión total. En cambio, si invierto en un bono individual y la entidad emisora se ve en problemas, podría perder una parte significativa de mi capital.
Además, los fondos de bonos suelen contar con la gestión de expertos que evalúan y seleccionan los bonos. Esto ahorra tiempo y esfuerzo, ya que no tengo que preocuparme por investigar y monitorear continuamente cada bono en el que invierto.
Sin embargo, no descartaría por completo la idea de invertir en un bono individual, especialmente si encuentro uno que ofrezca un rendimiento atractivo y confío en la solidez de la entidad emisora. En este caso, podría elegir tener una pequeña parte de mi cartera en bonos individuales como una estrategia complementaria.
En resumen, optar por un fondo de bonos me parece una opción más segura y diversificada, pero mantener un enfoque flexible y considerar bonos individuales en ciertas circunstancias también puede ser beneficioso.