Un "turista cortés" se caracteriza por varias cualidades que favorecen una experiencia positiva tanto para él como para los habitantes del lugar que visita. Aquí hay cuatro puntos que lo definen:
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Respeto por la cultura local: Un turista cortés se interesa por las costumbres y tradiciones del lugar. Esto incluye aprender algunas frases básicas en el idioma local, vestirse de manera adecuada y respetar las normas sociales y religiosas.
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Comportamiento educado: La cortesía se manifiesta en cómo interactúa con las personas. Un turista cortés usa palabras amables, se muestra agradecido y hace un esfuerzo por ser amable con los demás, desde los empleados del hotel hasta los lugareños.
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Consciencia ambiental y social: Este tipo de turista se preocupa por el impacto que tiene en el lugar que visita. Evita dejar basura, respeta la fauna y flora y participa en prácticas de turismo sostenible que benefician a la comunidad local.
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Apoyo a la economía local: Un turista cortés prefiere comprar productos y servicios de negocios locales, como restaurantes y tiendas, en lugar de grandes cadenas internacionales, lo que ayuda a fortalecer la economía del lugar y fomenta un intercambio positivo.
Estos aspectos hacen que un turista sea considerado cortés y respetuoso, contribuyendo a una mejor convivencia durante su visita.