Question
1-4. ¿Por qué iba a viajar Pablo a Jerusalén, y qué le esperaba allí?
PARA Pablo y Lucas no es nada fácil irse de Mileto. ¡Cuánto les duele separarse de los ancianos efesios que tanto quieren! Al final, los dos misioneros suben a la cubierta del barco. Llevan todo lo que necesitan para el viaje, así como el dinero de la colecta para los cristianos necesitados de Judea. Tienen muchas ganas de entregar estos fondos y dar por terminada su misión.
2 Las velas se hinchan con la brisa, y el barco va dejando atrás el ruido que hay en el muelle. Pablo, Lucas y los otros siete hermanos que los acompañan ven cómo se alejan de sus amigos, que se quedan tristes en tierra (Hech. 20:4, 14, 15). Los nueve les dicen adiós con la mano hasta que los pierden en el horizonte.
3 Por tres años, Pablo trabajó hombro con hombro con los ancianos de Éfeso. Pero ahora, siguiendo la guía del espíritu, va hacia Jerusalén. Tiene cierta idea de lo que le va a pasar cuando llegue allá, ya que poco antes les dijo a esos mismos ancianos: “Impulsado por el espíritu, voy a Jerusalén, aunque no sé lo que me pasará allá, excepto que, en una ciudad tras otra, el espíritu santo me avisa una y otra vez de que me esperan prisión y dificultades” (Hech. 20:22, 23). A pesar del peligro, él dice que se siente “impulsado por el espíritu” a ir a Jerusalén, o sea, siente tanto la obligación como el deseo de hacer lo que el espíritu le indica. No es que quiera sufrir, pero lo más importante para él es hacer lo que Dios le pide.
4 ¿Verdad que todos pensamos como Pablo? Y es que, cuando nos dedicamos a Jehová, le prometemos que lo más importante para nosotros será hacer lo que él nos pide. Por eso es tan bueno que sigamos estudiando el ejemplo de Pablo y veamos cómo podemos imitarlo.
Dejan atrás “la isla de Chipre” (Hechos 21:1-3)
5. ¿Qué ruta siguieron Pablo y sus compañeros para llegar a Tiro?
5 Pablo y sus compañeros navegaron “con rumbo directo” —es decir, con el viento a favor, sin cambiar de dirección—, y así lograron llegar a Cos el mismo día (Hech. 21:1). Parece que ahí pasaron la noche, y al día siguiente pasaron por Rodas y fueron a Pátara, en el sur de Asia Menor. Allí se subieron a un barco mercante que los llevó sin escalas a la ciudad fenicia de Tiro. Lucas nos dice lo que pasó de camino: “Después de ver a lo lejos la isla de Chipre, la dejamos atrás a la izquierda” (Hech. 21:3). ¿Y por qué mencionó este detalle?
6. a) ¿Por qué debió de fortalecer a Pablo ver la isla de Chipre? b) ¿A qué conclusión llega usted al reflexionar en cómo lo ha bendecido y ayudado Jehová?
6 Puede que Pablo señalara Chipre con el dedo y les contara a los demás sus experiencias en la isla. Unos nueve años antes, había estado allí con Bernabé y Juan Marcos durante su primer viaje misionero. Fue allí donde se enfrentó con el hechicero Elimas (Hech. 13:4-12). Ver de nuevo la isla y reflexionar en aquellos sucesos seguramente le dio fuerzas a Pablo para lo que le esperaba en Jerusalén. Nosotros también hacemos bien en reflexionar en cómo Jehová nos ha bendecido y nos ha ayudado a aguantar las pruebas. Sin duda, concordamos con estas palabras de David: “Muchas son las dificultades del justo, pero Jehová lo libera de todas ellas” (Sal. 34:19).
PARA Pablo y Lucas no es nada fácil irse de Mileto. ¡Cuánto les duele separarse de los ancianos efesios que tanto quieren! Al final, los dos misioneros suben a la cubierta del barco. Llevan todo lo que necesitan para el viaje, así como el dinero de la colecta para los cristianos necesitados de Judea. Tienen muchas ganas de entregar estos fondos y dar por terminada su misión.
2 Las velas se hinchan con la brisa, y el barco va dejando atrás el ruido que hay en el muelle. Pablo, Lucas y los otros siete hermanos que los acompañan ven cómo se alejan de sus amigos, que se quedan tristes en tierra (Hech. 20:4, 14, 15). Los nueve les dicen adiós con la mano hasta que los pierden en el horizonte.
3 Por tres años, Pablo trabajó hombro con hombro con los ancianos de Éfeso. Pero ahora, siguiendo la guía del espíritu, va hacia Jerusalén. Tiene cierta idea de lo que le va a pasar cuando llegue allá, ya que poco antes les dijo a esos mismos ancianos: “Impulsado por el espíritu, voy a Jerusalén, aunque no sé lo que me pasará allá, excepto que, en una ciudad tras otra, el espíritu santo me avisa una y otra vez de que me esperan prisión y dificultades” (Hech. 20:22, 23). A pesar del peligro, él dice que se siente “impulsado por el espíritu” a ir a Jerusalén, o sea, siente tanto la obligación como el deseo de hacer lo que el espíritu le indica. No es que quiera sufrir, pero lo más importante para él es hacer lo que Dios le pide.
4 ¿Verdad que todos pensamos como Pablo? Y es que, cuando nos dedicamos a Jehová, le prometemos que lo más importante para nosotros será hacer lo que él nos pide. Por eso es tan bueno que sigamos estudiando el ejemplo de Pablo y veamos cómo podemos imitarlo.
Dejan atrás “la isla de Chipre” (Hechos 21:1-3)
5. ¿Qué ruta siguieron Pablo y sus compañeros para llegar a Tiro?
5 Pablo y sus compañeros navegaron “con rumbo directo” —es decir, con el viento a favor, sin cambiar de dirección—, y así lograron llegar a Cos el mismo día (Hech. 21:1). Parece que ahí pasaron la noche, y al día siguiente pasaron por Rodas y fueron a Pátara, en el sur de Asia Menor. Allí se subieron a un barco mercante que los llevó sin escalas a la ciudad fenicia de Tiro. Lucas nos dice lo que pasó de camino: “Después de ver a lo lejos la isla de Chipre, la dejamos atrás a la izquierda” (Hech. 21:3). ¿Y por qué mencionó este detalle?
6. a) ¿Por qué debió de fortalecer a Pablo ver la isla de Chipre? b) ¿A qué conclusión llega usted al reflexionar en cómo lo ha bendecido y ayudado Jehová?
6 Puede que Pablo señalara Chipre con el dedo y les contara a los demás sus experiencias en la isla. Unos nueve años antes, había estado allí con Bernabé y Juan Marcos durante su primer viaje misionero. Fue allí donde se enfrentó con el hechicero Elimas (Hech. 13:4-12). Ver de nuevo la isla y reflexionar en aquellos sucesos seguramente le dio fuerzas a Pablo para lo que le esperaba en Jerusalén. Nosotros también hacemos bien en reflexionar en cómo Jehová nos ha bendecido y nos ha ayudado a aguantar las pruebas. Sin duda, concordamos con estas palabras de David: “Muchas son las dificultades del justo, pero Jehová lo libera de todas ellas” (Sal. 34:19).
Answers
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Pablo viajaba a Jerusalén con dos propósitos principales: entregar la colecta que había recolectado para los cristianos necesitados de Judea y cumplir con lo que sentía que era la voluntad de Dios. A pesar de ser consciente de que le esperaban prisión y dificultades (Hechos 20:22, 23), se sentía impulsado por el espíritu a continuar su camino. Esto refleja su dedicación y compromiso con el servicio a Jehová, que era para él más importante que evitar el sufrimiento.
En cuanto a la ruta, Pablo y sus compañeros navegaron directamente desde Mileto a Cos y luego a Rodas, antes de llegar a Pátara, donde tomaron un barco mercante hacia Tiro. Durante este viaje, Pablo tuvo la oportunidad de ver la isla de Chipre, lo cual pudo haberle fortalecido al recordarle las experiencias que había vivido allí durante su primer viaje misionero, donde se enfrentó al hechicero Elimas. Esto le pudo dar ánimo mientras se preparaba para las pruebas que sabía que le esperaban en Jerusalén.
Reflexionar sobre cómo Jehová ha bendecido y ayudado en momentos difíciles es un ejercicio que también fortalece a los creyentes en su fe y les proporciona valor en las circunstancias complicadas. Así como David expresó que Jehová libera a los justos de sus dificultades (Salmo 34:19), Pablo también miraba hacia atrás a los momentos en que Dios lo había apoyado, lo que le brindaba la fortaleza necesaria para seguir adelante.
En cuanto a la ruta, Pablo y sus compañeros navegaron directamente desde Mileto a Cos y luego a Rodas, antes de llegar a Pátara, donde tomaron un barco mercante hacia Tiro. Durante este viaje, Pablo tuvo la oportunidad de ver la isla de Chipre, lo cual pudo haberle fortalecido al recordarle las experiencias que había vivido allí durante su primer viaje misionero, donde se enfrentó al hechicero Elimas. Esto le pudo dar ánimo mientras se preparaba para las pruebas que sabía que le esperaban en Jerusalén.
Reflexionar sobre cómo Jehová ha bendecido y ayudado en momentos difíciles es un ejercicio que también fortalece a los creyentes en su fe y les proporciona valor en las circunstancias complicadas. Así como David expresó que Jehová libera a los justos de sus dificultades (Salmo 34:19), Pablo también miraba hacia atrás a los momentos en que Dios lo había apoyado, lo que le brindaba la fortaleza necesaria para seguir adelante.